Castilla y León dando ejemplo

Castilla y León tiene uno de los mejores resultados académicos de toda España. Es un orgullo el poder decir esto ya que en muchos otros aspectos, no relacionados con la educación, nos encontramos en la cola, muchas veces justificando esa imagen de la "España profunda" con la que se nos ve desde otros áreas. Hay artículos que incluso se nos denominó como la Finlandia española, ya que este país es el que mejores resultados tiene en Europa.

El aspecto del que mas podemos presumir en cuanto a la educación últimamente es el bilingüismo. Hoy en día todos tenemos en mente lo importante que es saber inglés. Somos conscientes de lo globalizados que estamos y de que el primer idioma a nivel internacional es este, sobre todo en la parte occidental. Pues bien, Castilla y León es la segunda comunidad de España con mas porcentaje de alumnos en bilingüismo, habiendo 647 secciones de bilingüismo repartidas en 521 centros. Lo que se traduce en que casi uno de cada tres alumnos estudian en un sistema bilingüe en la comunidad. 

Pero no es solo por esto por lo que la región tiene uno de los sistemas educativos con mas éxito, a ello influyen otros factores. Nos viene de la historia que en la región, en los comienzos de la escolarización, ya había más éxito que en otras partes de España. Y, por ejemplo, que hubo una escolarización de la mujer bastante temprana en relación a otras regiones. Lo que nos puede poner en precedentes de esa equidad que se resalta hoy como uno de los principales objetivos de la educación castellanoleonesa, "por razón de justicia, pero también de inteligencia" decía Fernando Rey, aludiendo a que es un derecho del que todos debemos gozar de la misma manera a pesar de nuestras distintas condiciones y a que además cuando alguien fracasa en la escuela es más probable que vaya a vivir de ayudas y sueldos públicos. 

Los cuatro componentes mas importantes de los que se habla en las bases de la educación de la comunidad son: una política de adaptación a la dispersión y despoblación territorial, pues si bien es cierto que es un factor importante en nuestras tierras se está trabajando bastante para que no sea difícil de llevar a cabo esa educación en las zonas mas desfavorecidas, por ejemplo con las inversiones en el transporte escolar; un exigente modelo curricular; una serie de ayudas a fomentar la convivencia escolar y tener siempre como objetivo la mejora de los resultados. Estas medidas son las que resumen la forma propia de entender la educación en Castilla y León y por las que, en parte, se tienen esos buenos resultados respecto al resto de España. Si bien es cierto que todavía hay mucho en lo que trabajar para seguir mejorando e igualarnos al resto de Europa y sobre todo para conseguir esa equidad a la que apuntaba Fernando Rey.

Como  alumno rural de la comunidad que he sido, me gustaría reivindicar esa desigualdad que todavía sigue existiendo en nuestros pueblos, ya que me parece que es uno de los grandes problemas con los que contamos y que sin embargo apenas se comenta por tratarse de una minoría de la población. Desde que empecé la ESO tuve que ir a otro pueblo al instituto, a Medina de Rioseco, el cual está a más de 30km del mío, San Pedro de Latarce. Esto suponía que todos los días yo y mis paisanos teníamos 45 minutos de viaje hasta llegar al centro. La distancia que nos separaba no es de 45 minutos como tal, pero teníamos que ir haciendo la ruta para recoger a otros alumnos de mas pueblos. Rioseco tampoco es el pueblo mas cercano que tenemos donde se pueda dar la ESO, hay otro a 17km (y por autovía), pero a ese no podemos ir por tratarse de distinta provincia, a pesar de ser de la misma comunidad. 

Este hecho ha sido motivo de quejas y peticiones a lo largo de distintas generaciones y nunca se nos ha hecho el menor de los casos. Está claro que un alumno no puede rendir los mismo cuando tiene prácticamente 2 horas fuera de casa para el estudio que los demás. Y digo dos horas, porque es la ida, la vuelta y más de 20 minutos que llegábamos de anticipo al centro todos los días porque el autobús que nos llevaba necesitaba estar libre a cierta hora para poder seguir con otra ruta. Por las mañanas cogíamos el autobús a las 7:30 y las clases comenzaban a las 8:45. A todo eso hay que añadir las malas condiciones de los autobuses, como por ejemplo las incontables goteras que había o en muchas ocasiones el mal funcionamiento de los mismos. Nunca se me olvidará la mañana en la que se nos abrió la puerta del autobús cuando estábamos en plena carretera y no se podía cerrar u otra mañana en la que tuvimos que empujar del autobús porque no entraba la marcha atrás y no podíamos dar la vuelta. Esto está muy lejos  de esa equidad de la que hablaba el consejero de Educación, pero también está totalmente en el olvido al tratarse, desafortunadamente, de un mero problema de la España rural.


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