Profesores con las pilas puestas


 En esta entrada voy a hablar de una opción que me parece interesante para mejorar el sistema educativo. No me voy a centrar en cómo cambiar a los alumnos, sino a los profesores, ya que me parece que es donde mayormente se encuentra el problema. 

No es normal la manera de dar clase de algunos (bastantes) de los profesores para chavales de entre 12 y 18 años (más o menos). Hay en muchos casos de docentes donde se percibe a simple vista la pérdida de interés, emoción  y ganas de trabajar. No transmiten nada de ilusión a los alumnos por la materia que están impartiendo, basándose en exponer unos conocimientos que han adquirido hace ya largo tiempo. Muchos profesionales del oficio desarrollaron sus clases cuando empezaron a trabajar y ni se les ha pasado por la cabeza modificar lo que están haciendo para adaptarse a otros tiempos y a otros alumnos. 

Con lo cual la medida que propongo es hacer "exámenes" a los docentes, no de la materia que imparten, sino de la forma en la que lo hacen. Me parece que sería necesario hacer cada x tiempo una pequeña prueba de como cada docente imparte sus clases, valorando si transmite motivación por lo que explica, si expresa correctamente sus conocimientos, si está adaptado a la nuevas necesidades e inquietudes de los alumnos. En definitiva, comprobar si la estrategia llevada a cabo por el profesor es la correcta para que los alumnos no lleguen al fracaso escolar. 

En relación a esto querría comentar que creo que el gran problema que hay en esta pérdida de motivación por parte del profesor (y tras ello de los alumnos) es el ser funcionarios. Sí, me parece que en este área como en otras muchas del trabajo público, el problema se encuentra en que no hay un jefe o encargado que vea como se elabora el trabajo que está siendo realizado. Ya sé que hay inspecciones, pero también sé (y de hecho porque nos lo han explicado en este máster) que éstas no tienen muy buenos resultados, que apenas se logra nada (sustenta mi idea de que muchos funcionarios no se esfuerzan en hacer su labor).

Otra de las cosas en las que se debe mejorar en relación a esto es en la atención que se presta a las quejas de los alumnos. En muchas ocasiones los alumnos se movilizan para reflejar malos hábitos de sus docentes, justificando y demostrando todo lo que se alega. Hay profesores que son motivo de queja año tras año, alumno tras alumno... y, sin embargo, no se consigue absolutamente nada. No sé ni si tan siquiera se le llama la atención al docente, pero lo que sí que está claro es que no se hace nada serio para que éste cambie sus hábitos.

En definitiva, me parece que muchos profesores tienen muy claro que una vez que han conseguido su plaza es para siempre y no hay manera de perderla. El llegar a que esto esté en la mente de muchos de ellos es un fallo garrafal que se podría solucionar si se les examinara sus habilidades y si se tuvieran en cuenta y estudiaran  las quejas de los alumnos. 

Comments

Popular posts from this blog

Este soy yo

Libro Blanco de la Profesión del Docente

Enseñando el Catolicismo